jueves, 19 de enero de 2012

Cuento de autor anónimo

Ansiedad

Muchas veces el aspirante procede respecto a la verdad tan ignorantemente como el hombre de esta historia. No conocía la madera de sándalo, pero había escuchado mucho sobre sus excelencias. Nació así en él un fuerte deseo por conocer esa clase de madera tan ponderada y entonces decidió escribir a sus mejores amigos para pedirles un pedazo de esa clase de madera.

De este modo, escribió numerosas cartas a sus amigos y en todas ellas hacía la misma petición: «Por favor, enviadme madera de sándalo».

Y un día, de repente, descubrió que el lápiz con el que llevaba meses escribiendo aquellas cartas era precisamente de olorosa madera de sándalo.

1 comentario:

GIOVANNA ROBINSON RANGEL dijo...

BELLISIMO.........DIOS PONE EN NUESTRAS MANOS COSAS QUE NO NOS DAMOS CUENTA, HASTA QUE LAS NOTAMOS............... <3